Ir al contenido principal

Pimienta

Voy a comenzar con una anécdota corta, que puede que esté enfatizando la tristeza que siento ahora.

Él nos dejó y casi ni nos dimos cuenta, aunque es verdad que con el paso de los años los recuerdos se diluyen en la memoria, puedo aseverar que fue así. Ciertamente cuando uno es infante las cosas tristes son proclives a ser efímeras, o fácilmente disfrazables.
Para ayudar a concentrar la atención de los monigotes abandonados en algo diferente, ella nos dejó tener un minino. ¡Un minino! Lo primero que llega mi mente al pronunciar su nombre es su afición por esconderse dentro del sillón, maullar junto a la puerta del refrigerador y su cuerpo menudo y peludito, monocromático, casi caricaturesco. Era demasiado bueno para ser verdad, y cuándo Él decidió volver... desapareció, el minino no dejó rastro. Durante muchos años creí que había escapado, quizá había ido a otro hogar o directo al cielo de los gatos.

El décimo quinto día del año en curso tuve a Pimienta. Era humo, ceniza, chia o grafito, pero Pimienta se quedó. Su cuerpo era igual de menudo y peludito; sus ojos de un color imposible de descifrar. Se escondía en el cajón de la ropa interior, hacía ruiditos extraños cuando comía, se trepaba por mis ropas, no hacía ruido a menos que se quedase solita, buscaba calor abajo de la estufa, se dormía en mi espalda o mi regazo, jugaba con mis sandalias y pies, respetaba la caja de arena y me hacía sentir tanta alegría que a penas podía dejar de sonreír. No, no esta muerta; pero ya no es mi Pimienta. Ahora es de no sé quién, y su nombre ya no es Pimienta. Ya no se mete entre mis pies cuando estoy en la cocina poniendo agua para el café matutino, ni maulla para avisarme que esta despierta, ya no está envuelta en el gorrito café en el que la cargué por primera vez y tampoco tendida al sol en la caja de cartón con playeras.  

Tal vez es una tontería para algunos sufrir por no poder tener una mascota, después de todo "hay cosas más importantes en la vida", pero la compañía de Pimienta me hizo sentir mucha más felicidad que cualquier otra cosa (¿persona?) en años. Quizá por que sanaba una vieja herida infantil o porque los gatos (y mascotas en general) tienen efectos benéficos en personas con trastornos de estado animo, depresión o ansiedad.

Pimienta no se pudo quedar porque aunque a mi me causaba alegría, a alguien más le causaba alergia, irónicamente no solo como un juego de palabras parecidas, si no con el efecto de una especie tan potente como la pimienta.




I don't have your friendship anymore, i'm fucking cold, and i am so fucking alone again. You were my very special kitten!
If you rescue me,

I'll be your friend forever,
Let me in your bed,
I'll keep you warm in winter,
All the kitties are playing
and they're having such fun,
I wish it could happen to me,
But if you rescue me,
I'll never have to be alone again.
Oh the cars drive so fast
and the people are mean,
and sometimes it's hard to find food,
let me into your room,
I'll keep you warm and amused,
all the things we can do in the rain
If you rescue me,
I'll be your friend forever,
Let me in your bed,
I'll keep you warm in winter,
Oh someday I know
someone will look into my eyes
and say, "Hello, you're my very special kitten, "
So if you rescue me,
I'll never have to be alone again
So if you rescue me,
I'll never have to be alone again
So if you rescue me,
I'll never have to be alone again

Lou Reed

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lo siento, no puedo.

Se lo dije ya, al menos veintitantas veces, y me ha regresado el favor si a caso cinco. Lo he pensado tantas veces. ¿Por qué? Tal vez se me da mejor el hablar con fantasmas y recordar errores.  Tal vez, como al del pequeño pelirrojo, no se hizo para mi organismo. Entra por los ojos y sale como un estornudo. Se disuelve como sal en el agua. Me ha dicho que no soy flexible, y por eso es que se rompe cono el cristal, y no se retuerce como un elástico sobre su cabello. Se queman las cuerdas vocales, el rechinido proviene del oxido por su falta de uso, metálico y frío, como tú cuando prometiste la noche.  Cada vez lo digo con más fuerza, lo podría gritar, pero no es necesario no necesito decirlo fuerte para creerlo,  por eso lo digo quedito y lo pienso de cuando en cuando para cuando lo escuches por última vez. Ese lugar en el viaje, ya estaba ocupado. Tengo tareas que acabar y hacer fila, para hacer fila.

The Perks on Being a Wallflower: mas de lo que parece. Chops.

I nteresante poema. No sé si alguna vez has sentido eso. Que quisiste dormir por mil años.  O solo no existir. O solo no estar consciente de que existes. Es por eso que estoy tratando no pensar. Solo quiero que todo deje de dar vueltas. The Perks on Being a Wallflower, o también, las ventajas de ser invisible, fue primero para mi una película que me pedía a gritos que la mirase por el soundtrack de The Smiths que llevaba. La verdad es que por diversas razones no había podido verla, pero cuando por fin se dio la ocasión no pude evitar buscar el libro y consumirlo como agua en un día caluroso. De eso hace ya un año y medio mas o menos.  A partir de entonces no pude dejar de hablar, de ver una y otra vez la película, de recomendar el libro y de citar sus frases. Durante mucho tiempo me retumbaron en la cabeza. Y más el hecho, de que cuando vi por primera vez la película no sabía que estaba pasando. No lo entendía. Solo me dolía mucho el estomago, y cuando por fin lo en

¿Por qué no vas?

Existe la posibilidad de que no me encuentre del todo bien en estos momentos. Hace unos momentos sentí cómo alguien con suéter de lana se compadecía de mi mientras un hombre preguntaba a un grupo de personas, con un tono demandante, quién era el siguiente, o en todo caso, quien faltaba. Juro que alguien me toco la espalda. Tal vez no estaba en mis cinco sentidos, pero ¿lo estabas tú? Todo sonaba bastante lógico y de repente todo era negro. A veces había espirales de colores azul turquesa, en la cara de todos, como una pantalla de humo. Poco común. Aunque debo admitir que me llevó a sentirme encerrada en un closet. Detrás de un sillón. Pidiendo ayuda. Cuando veía el piso me trasportaba a ese lugar, la casa amarilla en la solíamos vivir. Y dos lagrimas escurrieron de mis ojos. Traté de sostener su mano, pero no me dejó. Estoy sudando, sudando mucho. Siento que se esta quemando la cara. Ella me miro con sus ojos negros. -un momento, ¡ella no tiene ojos negros!- Siga hablan