Hay ruido. Esta pasando la yema de sus dedos por los vellos de su brazo, despacito. Como si tuviera miedo de tocarle. Sus dedos de fuego, su brazo de hielo. Mas que ruido, son voces que alegan sobre los tonos grisaceos que viven en el arco iris; de las hojas de otoño cayendo en mitad de abril, balanceándose hacía el lado izquierdo del camino. La hojas hacia la izquierda siempre caen en número par. Las ha contado en diversas ocasiones. Te sorprendería el no encontrar un número non por ningún día de la semana. Hay también besos con eco, cuando está por terminar la luz vainilla del día, degustando la fragancia de sus palmas y suspirando en braille. Le esta clavando un 'sin embrago' en la pared del músculo cardíaco. ¡Ah! Ha llegado la hora. Se trepa al escalón para ver si de esa forma logra ver el futuro. Se esta aferrando, como la punta del gancho de tejer, a las falanges distales de su mano, mientras entre sus dedos escurre el principio del cuento que le cuenta.
La vida no es tan fácil ni tan difícil como nos la han pintado. Simplemente es vida. Está. Escoge tus propios colores. Vívela o muere.