Y entonces se cayó. En ese momento era un dolor tan fuerte, que creyó que era todo lo que podía sentir. Ya se había caído antes, muchas veces, en especial porque era de torpes piernas y atención escasa, pero esta vez dolía como si no fuera haber un mañana. Eso es lo que pasa. Pisas en algún lugar dónde no deberías, pisas mal, apoyas el pie en un lugar inestable y entonces resbalas. Y tal vez duela tanto al tacto, pero será solo un sueño comparado con la vida, y una carcajada en una noche de alcohol, donde jurarías que no consumes estupefacientes para calmarte, que enciendes un cigarrillo, con un cerillo, y el cerillo con un encendedor.
La vida no es tan fácil ni tan difícil como nos la han pintado. Simplemente es vida. Está. Escoge tus propios colores. Vívela o muere.